Estudiantes de la Tecnicaturas en Producción de Videojuegos y en Programación que se dictan en el Centro Universitario de la Innovación (CUDI) de La Matanza, ubicado en el tercer cordón del conurbano, destacaron la «importancia» del título en sus familias, valoraron la posibilidad de «trabajar de forma independiente» y opinaron sobre la educación pública frente a los discursos que proponen su privatización.
Inaugurado en agosto de 2021, el CUDI ofrece -a partir de un convenio con varias universidades públicas- formación profesional vinculada a las nuevas tecnologías y a la innovación, entre ellas Producción de Videojuegos, Programación y Desarrollo de Software, pero también Enfermería, Obstetricia, Tecnicatura en Biotecnología, Diseño Industrial y Tecnología de los Alimentos.
La sede del centro académico es un edificio vidriado de tres plantas y una estructura similar a la de un hospital: tiene 11 aulas y 4 laboratorios para prácticas profesionales, está ubicada en el kilómetro 32,5 de la ruta 3, en la localidad de González Catán, y contrasta con las condiciones edilicias del vecindario, un barrio de casas bajas, muchas sin terminar, en el que abundan las paredes de ladrillo hueco sin revoque.
Centro Universitario de la Innovación
A ese lugar asisten regularmente cerca de 10 mil estudiantes que cursan carreras dictadas por la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), la Universidad Nacional de José C. Paz (Unpaz), la Universidad Nacional de Hurlingham (Unahur), la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad Nacional de Quilmes (Unqui)
Entre las opciones a disposición se encuentra la Tecnicatura en Producción de Videojuegos de la Unpaz, con una duración de tres años.
Cuatro de los estudiantes que eligieron esa carrera para hacerla en el CUDI y que integran la primera camada que la cursa en La Matanza, Lucas Jumilla (21), Leila Arévalos (27), Sofía Pérez (21) y Diego Farías (40), coincidieron en una entrevista con Télam realizada en la sede académica de González Catán que la «cercanía» y el «poco tiempo de viaje» fue uno de los principales motivos por el cual eligieron estudiar allí.
Los cuatro viven como mucho a media hora de distancia del lugar.
«Yo no podría estudiar en otro lado porque me queda lejos, porque se me va el precio de mi economía con el tema de los boletos (de transporte)», señaló Arévalos, quien es madre de tres hijos, y enfatizó que la «cercanía» del lugar es lo «primero» en que se fijó al inscribirse en el CUDI, en razón de las tareas de cuidado que realiza en su hogar.
«Que hayan abierto el CUDI ayuda a bastantes personas que quieran estudiar las carreras y más las personas de esta zona, ya que es una universidad de innovación tecnológica y es lo más nuevo, lo más actual y a la gente le interesa más esto: la inteligencia artificial, el diseño 3D, los videojuegos, la programación», valoró por su parte Jumilla.
La primera camada que comenzó a estudiar la Tecnicatura en Videojuegos empezó la cursada en el 2022, por lo que esa cohorte egresará el año que viene, con el título correspondiente.
Jumilla resaltó que en su caso se trata «del primer varón (de su familia) en entrar en la universidad» y confió que en su casa «importa mucho» que pueda recibirse porque al provenir de una «clase social media baja», según estimó al referirse a su extracción social, «no siempre se llega a la universidad».
Arévalos, por su parte, comentó que al cursar Videojuegos se dio cuenta que le gustaba la «parte de programar» y eso hizo que este año haya iniciado también la Tecnicatura de Programación, que tiene una duración de dos años.
«La expectativa que tienen es que no deje. Continuá, seguí, esforzate, terminá», comentó sobre el imperativo familiar.
En el caso de Pérez, este año decidió iniciar de forma paralela la Tecnicatura en Programación de Videojuegos que dicta la Unahur en su sede, para complementar contenidos que venía viendo en el CUDI, porque -señaló- «las dos van de la mano».
Además, contó que en su familia su hermana se encuentra «haciendo un profesorado» pero que sus padres no pudieron «terminar el primario», mientras que sus abuelos «no ingresaron nunca a la escuela siquiera».
Ella ya realizó la diplomatura de Elementos de Robótica en el CUDI durante el 2021 donde, dijo, aprendió «sobre impresión 3D», lo que le permite crear figuras que luego vende en eventos como la Comic-Con y la Animé-Con.
«Robótica podría decirse que fue la primera carrera que entró a la universidad, y me acuerdo que, cuando vine, fui la primera alumna en entrar y todos me miraron raro, como con orgullo», recordó sobre los inicios de esa cursada.
En el caso de Farías, quien ya cuenta con el título de abogado tras graduarse en la UBA, contó que decidió arrancar una segunda carrera debido a que con la pandemia se digitalizó mucho de su trabajo y entonces se dio cuenta que «de repente tenía tiempo» para cursarla.
En sus testimonios, los cuatro estudiantes destacaron en varias oportunidades la importancia del estudio y la formación, una mirada que los llevó a cursar carreras en paralelo: varios confiaron que están evaluando la posibilidad de seguir la Licenciatura en Producción y Desarrollo de Videojuegos de la Unpaz.